LA FREGONETA
Hace unos días leí en "A topa tolondro" un interesante blog al que llegué a través de "Balazos", una entrada en la que describía la travesía de la península de norte a sur como inicio de un alucinante viaje en furgoneta hasta Rabat.
Esto me ha hecho recordar el que yo mismo hice hace ya veintiséis años que para mí fue mucho más que un viaje meramente geográfico, pues en realidad siempre lo he considerado mi viaje iniciático, el que supuso mi paso a la madurez, pues meses después me fui a vivir varios meses a Italia y al regreso decidí independizarme y comenzar a volar solo.
La "fregoneta" tenía un montón de años. Era una vieja "Sava" que no corría a más de 90 por hora. Un profesor de instituto la había convertido en auto caravana y al cansarse de ella la puso a la venta. Mi padre la compró y mi hermano Pepe y yo que ya teníamos carné, la exprimimos hasta dejarla exhausta.
El viaje en cuestión comenzó justo el día que me licencié del antaño obligatorio servicio militar. Tras celebrar haberme librado de las cadenas del "glorioso" ejercito ehpañol, llené la fregoneta de ropa y vituallas y en compañía de Jose, un amigo madrileño que se licenció el mismo día, partimos de Alicante un quince de Agosto del 81.
Viajé de Alicante a Vigo, primero acompañado y luego solo. Recorrí toda la cornisa cantábrica, de la frontera con Portugal a la de Francia durante un mes. Conocí gente increíble, dormí en playas solitarias y en pueblos que parecían anclados en otro siglo, cogí a autoestopistas sorprendentes (que tiempos en los que se podía hacer autostop) con los que pasé ratos estupendos y en definitiva viví con una intensidad como nunca antes lo había hecho y como posiblemente después lo hice en contadas ocasiones.
Es curioso como un recuerdo puede surgir de repente arrastrado por una imagen o un texto y como las cerezas cuando se sacan de un cesto, engarzar aquello que dormía en lo más hondo de nuestra mente.
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