martes, diciembre 04, 2007



COMO CEREZAS DE UN CESTO

El diccionario tenía las tapas de un rojo desvaído que delataba su antigüedad. Había sido de mi abuelo y ahora era de mi padre y destacaba enorme y grueso entre novelas y “Selecciones del Readers Digest”.
La orden paterna era simple, todas las semanas tenía que buscar diez palabras al azar y copiarlas en un papel junto con su significado, solo eso. Al principio me pareció algo absurdo y farragoso pero aquel gastado “Sopena” tenía unos sencillos dibujos que llamaban poderosamente mi atención y al buscar el significado de por ejemplo, “euforbio” que aparecía en el dibujo como una planta, me encontraba con “euforia, eunuco, europio o eutrapelia”. Al lado de “teléfono” estaba “ teleférico” que hacia viajar mi imaginación a lejanas montañas y junto a “salvia” un extraño artefacto metálico respondía al nombre de “samovar” y así una tras otra entrelazadas como cerezas en un cesto fueron saliendo de aquellas páginas todas las palabras que ensancharon mi horizonte y me hicieron amar el lenguaje.