viernes, octubre 27, 2006


EL METODO DADANT

Hoy voy a hablar de una historia que se remonta a mi infancia y que me ha acompañado a lo largo de muchos años como una sombra amiga.

Todo empezó cuando yo debía de tener como ocho o nueve años. Pasábamos los veranos en un apartamento de la entonces casi desierta playa de San Juan. Éramos la típica pandilla de amigos que todos los veranos nos reencontrábamos a finales de Junio con el horizonte infinito de todo un verano de bicis, cabañas, playa y libertad.

Cerca del apartamento(que entonces estaba rodeado por campos de matorrales y dunas de arena) había un gran chalet que en aquel tiempo debía de llevar construido más de cuarenta años. Todos los niños evitábamos pasar cerca de allí por que se decía que en él vivía una mujer mayor con muy malas pulgas que si te veía cerca salía con una escopeta cargada con cartuchos de sal.

Aquello duró muchos años hasta que, cuando yo debía de tener sobre los dieciocho pasé un día y vi que el chalet estaba desmantelado porque iban a construir un bloque de apartamentos. Entré por la puerta que estaba reventada y con el corazón en un puño me adentré en el espacio de mis miedos infantiles y vi con decepción que tan solo era un edificio vulgar que ahora vacío y cubierto de polvo mi hizo reírme de todas las visiones que había tenido durante tantos años. Esparcidos por el suelo habían papeles, cajas y unos cuantos libros que los dueños tal vez habían abandonado al marcharse. Empecé a rebuscar entre los papeles y de pronto encontré algo que llamó mi atención. Era un libro, más viejo que antiguo con unas abejas pintadas en la tapa y un título que me intrigó; “Apicultura, el método Dadant”. Lo hojeé, me pareció interesante y me lo llevé a casa. Allí lo empecé a leer con más detenimiento y descubrí en él, más que un tratado de apicultura, la épica de una saga que había viajado al nuevo mundo en busca de un sueño y encontró en unos insectos diminutos la realización del mismo.

Los Dadant habían emigrado de Francia a América en 1863. Carlos Dadant, el patriarca se había dedicado en su juventud a la apicultura como pasatiempo aunque su intención en el nuevo mundo era dedicarse al cultivo de la vid, pero al instalarse en Illinois vio que aquellas tierras no eran buenas para el vino y sí para un prospero negocio de apicultura.

Las andanzas de los Dadant, me tuvieron embebido toda la semana. El librito estaba escrito de un modo muy ameno, salpicado de anécdotas, con viejas fotos de la familia y las colmenas y datos muy precisos para quien quisiera dedicarse a la cría de abejas.

Hubo un tiempo en el que quise dedicarme a la apicultura, tuve un amigo apicultor que me enseñó el manejo de las colmenas y si no acabe haciéndolo fue por mi terrible miedo a los picotazos, pero siempre he sentido una especial pasión por todo lo que rodea el mundo de las abejas y la miel es uno de mis manjares predilectos.

Ahora, cuando voy a comprar miel a un apicultor que la vende a granel los días de mercado, al ver los bidones, los paneles de cera chorreantes y sentir ese olor tan particular me acuerdo de los Dadant y de lo que un simple y viejo libro puede marcar una vida.