LA PUTA DEL FIN DEL MUNDO.
Volviendo hace unos meses de Denia por
la antigua carretera nacional, al pasar por el tramo que une Gata de
Gorgos y Benisa, donde la carretera discurre encajonada en lo que
debió de ser un antiguo barranco, en las ruinas de lo que fue una
cantera de grava, sentada en una silla de plástico y bajo una
sombrilla de playa, una mujer vendía su cuerpo. He visto mujeres
prostituyéndose en los lugares más variopintos pero ese se llevaba
la palma. En un secarral castigado por el sol de agosto, en medio de
la más absoluta nada, aquella mujer ofrecía su cuerpo a los
conductores, posiblemente por una miseria para poder mal ganarse la
vida. Instintivamente, al verla en aquel remoto lugar, me dije
“parece la puta del fin del mundo”
Esta imagen me ha venido hoy a la
cabeza cuando he leído la noticia de que una pobre chica ha muerto
ahogada en el interior de un club de alterne, totalmente sola y quien
sabe en que circunstancias.
La chica, de 26 años había venido de
Rumanía para tratar de mejorar su vida y ha acabado perdiéndola
trepada sobre la barra del establecimiento, luchando por respirar y
absolutamente sola. Dado mi miedo a morir ahogado no puedo imaginar
un final más terrible que este y me pregunto que hacía en aquel
lugar a las 11:30 de la mañana. Tal vez debía trabajar mañana,
tarde y parte de la noche para poder pagar una deuda con algún
proxeneta desalmado que la trajo engañada con falsas promesas. Quizá
no tenía otro techo que el de este cutre semisótano. Puede que
durmiera en la misma cama por donde habían pasado un sin numero de
hombres y el agua la sorprendiera tratando de conciliar un mal sueño.
Tal vez se sepa, tal vez no.
La cuestión es que la codicia de
unos y la lujuria de otros han acabado con la vida de esta chica en
plena juventud.
Como dijo Jack Muni en “Sin Perdón”
- Cuando matas a una persona no solo le quitas lo que es, le quitas
lo que podría haber llegado a ser-.
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