EL ENVEJECIMIENTO DE VINCENT
El otro día el amigo Aberrón en su magnifico blog fogonazos, publicó una interesantísima entrada sobre los impresionistas y la fotografía. Soy un enamorado de los impresionistas y me encanta la fotografía, así que comenzé a leerlo encantado. Más he aquí que de pronto algo hizo que me diera un vuelco el corazón. "Una posible fotografía de Van Gogh adulto" que era exacta al autorretrato del pintor que se expone en el museo D´Orsay de París. Soy un enamorado de Van Gogh, tanto de su obra como de su vida. Enamoramiento que me viene de lejos pues en la casa de mis padres había cuando yo no tenía más de cinco años, un gran cuadro en el comedor con una lámina del dibujo de unos olivos retorcidos hasta lo imposible sobre una tierra quebrada y tortuosa y un cielo de nubes serpenteantes que me encantaba y al tiempo me producía, sin saber porqué un cierto desasosiego. Llevaba una firma en la parte inferior que ponía simplemente VINCENT, que yo siempre leía como VICÉNT acostumbrado a oir hablar en valenciano en casa.
Para los que no lo sepan, solo existen tres fotografías de Vincent Van Gogh. Una de niño, otra cuando tenía entre dieciseis y diecinueve años y una tercera en la que está con Emil Bernard en la que se le vé de espaldas, por tanto desconocemos como era realmente de adulto a excepción de los numerosos autorretratos que pintó pero que difieren tanto uno de otro que realmente es dificil hacerse una idea cabal del verdadero rostro del pintor.
Llegados a este punto y picado por la curiosidad quise hacer un pequeño experimento. Tomé el retrato de Van Gogh de joven y el retrato que Aberrón colgó en su blog, los superpuse, los ajusté de tamaño y fuí reduciendo la transparencia de uno de los rostros en un pequeño juego de envejecimiento y para mi sorpresa, las facciones de los dos retratos coincidían de manera asombrosa. Era como esos programas de envejecimiento de personas que salen en las series policiacas. Como seguirle la pista a un desaparecido de hace más de cien años que de repente apareciera reclamando la identidad perdida.
Puede que no sea Van Gogh, puede que fuera un humilde y anónimo personaje que se parecía demasiado al genio, pero y si lo es y de pronto nos encontramos ante el rostro de a quien solo conocíamos en unos torturados autorretratos. Nos devolvería al hombre mortal que se ocultaba tras ese monstruo del arte que ya es inmortal.
Para los que no lo sepan, solo existen tres fotografías de Vincent Van Gogh. Una de niño, otra cuando tenía entre dieciseis y diecinueve años y una tercera en la que está con Emil Bernard en la que se le vé de espaldas, por tanto desconocemos como era realmente de adulto a excepción de los numerosos autorretratos que pintó pero que difieren tanto uno de otro que realmente es dificil hacerse una idea cabal del verdadero rostro del pintor.
Llegados a este punto y picado por la curiosidad quise hacer un pequeño experimento. Tomé el retrato de Van Gogh de joven y el retrato que Aberrón colgó en su blog, los superpuse, los ajusté de tamaño y fuí reduciendo la transparencia de uno de los rostros en un pequeño juego de envejecimiento y para mi sorpresa, las facciones de los dos retratos coincidían de manera asombrosa. Era como esos programas de envejecimiento de personas que salen en las series policiacas. Como seguirle la pista a un desaparecido de hace más de cien años que de repente apareciera reclamando la identidad perdida.
Puede que no sea Van Gogh, puede que fuera un humilde y anónimo personaje que se parecía demasiado al genio, pero y si lo es y de pronto nos encontramos ante el rostro de a quien solo conocíamos en unos torturados autorretratos. Nos devolvería al hombre mortal que se ocultaba tras ese monstruo del arte que ya es inmortal.
4 Comments:
Curioso experimento el tuyo. Gracias por mostrarlo.
Saludos
Gracias emiliohm por tu visita. He visto tus blogs y los he puesto en mi lista para disfrutarlos.
Saludos.
Qué interesante. Me ha encantado.
Me alegra que te haya gustado David, muchas gracias por tu comment.
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