LOS PUBS DE LONDRES
En el suplemento "El viajero" de "El País" venía un artículo sobre pubs londinenses y he recordado la última vez que estuve en la capital Británica y lo que significaron para mí estos peculiares establecimientos.
La primera vez que estuve en Londres no tenía edad para entrar, la segunda apenas tenía dinero, así que en el tercer viaje que hice decidí desquitarme y dedicar las últimas horas de los días que permanecí en la rubia albión a hacer un tour por varios de los más añejos.
Utilicé como guia un libro que había comprado mi padre y que ahora estaba en mi biblioteca de un escritor y periodista español llamado Joaquín Merino y que se titulaba"Londres para turistas ricos". No es que yo lo fuera ni mucho menos pues a muchos de los hoteles y restaurantes que citaba yo no me podía permitir el lujo de acudir. Pero como el pub ingles, quintaesencia de la igualdad social admite a reyes y plebeyos y dado que este libro traía una exaustiva lista de establecimientos del beber, me dispuse a conocer unos cuantos.
Antes de comenzar quisiera relatarles la curiosa descripción que el Sr. Merino hace de la taberna inglesa y es esta.
"No existe nada tan distinto, tan opuesto a una taberna inglesa como una taberna española. La tasca hispánica constituye un baluarte familiar en el que los niños corren, beben, gritan, piden aceitunas y dan la lata a propios y extraños libremente. Esta imagen sería un golpe terrible para la moral británica, porque la presencia de menores en un establecimiento expendedor de bebidas alcoholicas constituye un crimen de lesa majestad" y continúa "en la tasca española todo el mundo bebe por diez, masca por veinte y chilla por cincuenta. Todo el mundo: niños de semipecho, ancianas cortas de talla, señores con dos y hasta con tres filas superpuestas de dientes de oro, militares con graduación o si ella, honrados obreritos y burgueses empedernidos. En la taberna inglesa uno beb por uno, charla por medio y, en ocasiones, hasta por cero, y hace relax por cincuenta".
Esto, escrito a principios de los setenta seguía siendo vigente a finales de los noventa. No se de donde vendran los cientos de ingleses borrachos y vociferantes que suelo ver por lugares como Benidorm, pero pondria la mano en el fuego que no son londinenses. En mi vida he visto borrachos mas silenciosos como los que me encontré en los pubs del viejo Londinium. Se limitaban a beber y beber y beber, chimorreando en voz baja y riendo en sordina hasta que a la hora de cierra salian dando tumbos del local.
El más añejo de los que visité se hallaba en Wapping Wall, paralelo al rio, entre Shadwell y los Eastern London Docks y no es otro que el Prospects of Whitby, construido a principios del siglo XVII, en pleno reinado de Enrique VIII.
Aquí Samuel Pepys escribió gran parte de su famoso diario, describiendo el terrible incendio de Londres que se quedó casi a las puertas del pub. Aquí los pintores Whistler y Turner se pasaban el día pintando desde el balconcillo que da al Tamesis el mismo desde el que tomé esta fotografía, y cuentan que el temido juez Jeffreys solía almorzar allí contemplando desde las ventanas el llamado "Muelle de las Ejecuciones" y los cadaveres de los marineros colgados del pescuezo, balanceandose al viento.
Otro de los más famosos lleva el nombre de un personaje imaginario que ha conseguido ser más real que muchos de carne y hueso, se trata de Sherlock Holmes cuya taberna, aunque menos añeja que la anterior, tiene todo el aire victoriano de cuando "Brittania ruled the weaves". Se encuentra en Northumberland Street, bajando por el Strand y aparte de toda la parafernalia de la taberna inglesa, en este caso claramente holmesiana, tien en la primera planta un comedor a cuyo lado y cerrado por una vitrina se haya una reproducción a tamaño real de como podría ser el gabinete del 221 B de Backer Street, con un Sherlock de cera sentado en el sillón de orejas.
En otra ocasión seguiré comentando mi paso por las tabernas londinenses. Ahora os dejo un pequeño poema que escribí sentado en el balconcillo del Prospects mirando el rio pasar.
LA VIDA.
Una pinta de cerveza frente al Támesis.
La primera vez que estuve en Londres no tenía edad para entrar, la segunda apenas tenía dinero, así que en el tercer viaje que hice decidí desquitarme y dedicar las últimas horas de los días que permanecí en la rubia albión a hacer un tour por varios de los más añejos.
Utilicé como guia un libro que había comprado mi padre y que ahora estaba en mi biblioteca de un escritor y periodista español llamado Joaquín Merino y que se titulaba"Londres para turistas ricos". No es que yo lo fuera ni mucho menos pues a muchos de los hoteles y restaurantes que citaba yo no me podía permitir el lujo de acudir. Pero como el pub ingles, quintaesencia de la igualdad social admite a reyes y plebeyos y dado que este libro traía una exaustiva lista de establecimientos del beber, me dispuse a conocer unos cuantos.
Antes de comenzar quisiera relatarles la curiosa descripción que el Sr. Merino hace de la taberna inglesa y es esta.
"No existe nada tan distinto, tan opuesto a una taberna inglesa como una taberna española. La tasca hispánica constituye un baluarte familiar en el que los niños corren, beben, gritan, piden aceitunas y dan la lata a propios y extraños libremente. Esta imagen sería un golpe terrible para la moral británica, porque la presencia de menores en un establecimiento expendedor de bebidas alcoholicas constituye un crimen de lesa majestad" y continúa "en la tasca española todo el mundo bebe por diez, masca por veinte y chilla por cincuenta. Todo el mundo: niños de semipecho, ancianas cortas de talla, señores con dos y hasta con tres filas superpuestas de dientes de oro, militares con graduación o si ella, honrados obreritos y burgueses empedernidos. En la taberna inglesa uno beb por uno, charla por medio y, en ocasiones, hasta por cero, y hace relax por cincuenta".
Esto, escrito a principios de los setenta seguía siendo vigente a finales de los noventa. No se de donde vendran los cientos de ingleses borrachos y vociferantes que suelo ver por lugares como Benidorm, pero pondria la mano en el fuego que no son londinenses. En mi vida he visto borrachos mas silenciosos como los que me encontré en los pubs del viejo Londinium. Se limitaban a beber y beber y beber, chimorreando en voz baja y riendo en sordina hasta que a la hora de cierra salian dando tumbos del local.
El más añejo de los que visité se hallaba en Wapping Wall, paralelo al rio, entre Shadwell y los Eastern London Docks y no es otro que el Prospects of Whitby, construido a principios del siglo XVII, en pleno reinado de Enrique VIII.
Aquí Samuel Pepys escribió gran parte de su famoso diario, describiendo el terrible incendio de Londres que se quedó casi a las puertas del pub. Aquí los pintores Whistler y Turner se pasaban el día pintando desde el balconcillo que da al Tamesis el mismo desde el que tomé esta fotografía, y cuentan que el temido juez Jeffreys solía almorzar allí contemplando desde las ventanas el llamado "Muelle de las Ejecuciones" y los cadaveres de los marineros colgados del pescuezo, balanceandose al viento.
Otro de los más famosos lleva el nombre de un personaje imaginario que ha conseguido ser más real que muchos de carne y hueso, se trata de Sherlock Holmes cuya taberna, aunque menos añeja que la anterior, tiene todo el aire victoriano de cuando "Brittania ruled the weaves". Se encuentra en Northumberland Street, bajando por el Strand y aparte de toda la parafernalia de la taberna inglesa, en este caso claramente holmesiana, tien en la primera planta un comedor a cuyo lado y cerrado por una vitrina se haya una reproducción a tamaño real de como podría ser el gabinete del 221 B de Backer Street, con un Sherlock de cera sentado en el sillón de orejas.
En otra ocasión seguiré comentando mi paso por las tabernas londinenses. Ahora os dejo un pequeño poema que escribí sentado en el balconcillo del Prospects mirando el rio pasar.
LA VIDA.
Una pinta de cerveza frente al Támesis.
La mirada fugaz de una muchacha hermosa.
El beso al despertar de la mujer amada.
La letra de una canción oída al azar.
Una risa fresca que te penetra.
Un atardecer reventando de rojos.
Cuando te dicen te quiero y es cierto.
Un sábado de otoño en la ventana.
Estallar de amor bajo las sabanas.
Lo demás tan solo es tiempo.
Horas que pasan.
2 Comments:
Muy buena la descripción de Merino pero con un error garrafal: un inglés no bebe por uno: esa pinta que veía se rellenaba automáticamente cada pocos minutos.
Doy fe.
Existen otros libros sobre Londres, escritos por Joaquín Merino, también interesantes:
1.- Londres para pecadores. 1973. Editorial Marte.
2.-Londres para turistas pobres. 1976. Editorial Marte. 1.977. Editorial Planeta. 1.985. Tiempo Libre.
3.- Londres para ... vives fierro. 1.978. Beta Editorial.
4.- Yo, Londres. 1.976. Editorial Marte.
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